La oscuridad de mi corazón

 La oscuridad de mi corazón

(al estilo Bukowski, desde el sur)



La verdad,
necesitarte se me volvió una enfermedad.
Es como tener el alma con hambre
y no encontrar ni migas.

Duele, che.
Duele no tenerte,
saber que no estás,
que te fuiste con ese "ya vengo"
que nunca volvió.

Tengo bronca.
Mucha.
No sé si con vos o conmigo,
porque igual te sigo esperando
como un boludo que mira el celular
a las tres de la mañana.

La luna se me caga de risa,
me mira desde arriba
como si supiera que ya perdiste
y todavía querés jugar.

Volvé.
No me jodas.
Volvé y decime que esto no es el final,
que todo esto no fue al pedo.
Quiero ser eso que se te escapa en una carcajada,
eso que no pensás pero sentís.
Lo que sea,
pero con vos.

Llorás,
te acordás cómo te limpié las lágrimas?
Cómo me bancaba tus mierdas
cuando todo se te venía abajo
y yo ahí, firme,
como un perro sin correa.

Y sin embargo…
te fuiste.

Ahora me hundo.
Me hundo en vos y en este vino barato.
Me hundo en las noches y en el ruido de la calle.
Me hundo y vos ni te enterás.
Y lo peor:
me sigo hundiendo con la esperanza
de que un día vengas a rescatarme.
Iluso.

Si volvés,
aunque sea por un rato,
cerrá las heridas que dejaste.
Porque la oscuridad que me dejaste
no se apaga con palabras lindas.

Te extraño.
Y no sabés cuánto.
Me muero sin vos.
Pero no de forma poética, no.
Me muero de esas muertes lentas,
silenciosas,
las que no salen en los diarios.

Te di mi corazón
y lo hiciste mierda.
Lo pisaste como si fuera un papel viejo.
Y ahí,
en ese instante,
mi vida se volvió sombra.
Una sombra con tu nombre tatuado en el pecho.

No sé si vas a volver.
Capaz no.
Pero escuchame esto bien claro:
yo no te voy a olvidar.
Ni aunque venga otro amor,
ni aunque el tiempo me pase por encima.
Vos,
te quedaste
en la parte más rota de mí.

Aldo Marcelo Luna

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