FUE TODO UN JUEGO
FUE TODO UN JUEGO
(al modo de Bécquer)
Otra vez he caído,
en el embrujo dulce
de un ángel oscuro
con mirada de abismo.
Otra vez mis manos
se entregaron, temblando,
a la piel equivocada,
con sangre sin destino.
Otra vez mi corazón
fue cáliz de un engaño,
flor abierta al espejismo
de un amor que no era mío.
Otra vez mis sentimientos
fueron llama encendida
para alumbrar el llanto
de una noche sin abrigo.
Otra vez violaron
el templo de mi ser,
usándome en silencio,
como objeto sin latido.
Otra vez escuché un "te amo",
hueco, tibio, sin sentido,
palabras que se escapan
como viento sin camino.
Otra vez me encuentro
en la orilla del suspiro,
llorando en los rincones
el porqué de lo perdido.
Otra vez me duermo
con la duda entre los dedos,
repitiendo en el insomnio:
"Fue un juego... lo admito."
Un mal querer,
un falso amar,
un cruel suspiro.
Pero, en la última estrofa
de este verso ya vencido,
confieso, con voz quebrada:
Fue un juego de amor,
donde el perdedor fui yo…
O, mejor dicho,
donde el dañado
fue un iluso que soñaba
con un jugador de mal destino.
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